Biografía

 

Me llamo Felipe Conde Crespo, y soy la 4ª generación de guitarreros de la familia Conde / Esteso. Antes de hablar de mi trayectoria profesional me gustaría hablar de la historia de mi familia, ya que su labor supone las bases de mi aproximación a la guitarra.

El primer guitarrero de la familia fue Domingo Esteso, aprendiz de Manuel Ramírez, y uno de los más afamados constructores de guitarras e instrumentos de pulso y púa de principios del siglo XX. Esteso abrió su taller, junto a su mujer Nicolasa Salamanca, quien barnizaba las guitarras, en el número 7 de la calle Gravina, donde fabricaba instrumentos sobrios y elegantes. Su sistema de construcción proporcionaba a sus guitarras un sonido característico, rico y profundo, que enamoró a muchos de los mejores músicos de su época.

Debido a la gran demanda y fama de sus instrumentos, Esteso tomó como aprendices a sus sobrinos Faustino y Mariano Conde (mi abuelo). Tras el fallecimiento de Esteso, ambos hermanos, junto a su tía, tomaron las riendas del negocio familiar, al que se años más tarde se unió también el menor de los hermanos, Julio. Por ello, las guitarras de esa época están etiquetadas como “Viuda y sobrinos de Esteso”, suponiendo la continuidad de las guitarras de Esteso.

Mariano y Faustino Conde en el taller de la calle Gravina nº 7

Faustino y Mariano Conde trabajando

Tras la muerte de Nicolasa, los hermanos siguieron construyendo guitarras bajo diferentes denominaciones, primero “Sobrinos de Esteso” y, más adelante, “Hermanos Conde”, utilizando ambos nombres y cambiando su orden en las siguientes décadas. Durante esta época de más de 40 años, los hermanos construyeron guitarras de tal calidad sonora y perfeccionamiento excepcional que conquistaron a algunos de los mejores guitarristas de todos los tiempos, como Paco de Lucía. A lo largo de este periodo, se diseñaron algunas de las rosetas más famosas de la firma, así como la silueta de la pala denominada “media luna” (que hoy en día constituye el sello de identidad familiar).

En 1971 se incorporó al oficio mi padre, Felipe Conde Cavia, que permaneció en el taller de la calle Gravina 7 hasta 1980. Ese mismo año, se trasladó junto a su padre Mariano y su hermano Mariano Conde Jr, al taller de la calle Felipe V, en el que trabajaron bajo la denominación “Conde Hermanos”. La apertura de este segundo taller no supuso una desvinculación del taller de Gravina hasta el fallecimiento de Faustino Conde, en 1988. Durante esta época se introdujeron nuevas mejoras de construcción y un refinamiento estético sin precedentes en la historia de la firma.

En el año 2010, mi padre Felipe Sr. abrió su propio taller. A partir de entonces, su principal empeño ha sido recuperar sonidos de épocas anteriores e incorporarlos a un meticuloso sistema de elaboración de guitarras. Además, cabe destacar su análisis de guitarras históricas de la familia y otros grandes constructores del siglo XX.

En el año 2007, en este ambiente de constante evolución, comencé paulatinamente mi aproximación a la guitarra. Gracias a la sabiduría y enseñanzas de mi padre, heredadas de generaciones anteriores, pude construir una base sólida que me ha permitido elaborar desde 2012 guitarras con mi propia firma. Todos estos años trabajando en la construcción junto a mi padre y mi hermana, que se incorporó en el año 2014, me han hecho crecer tanto a nivel personal como profesional.

Con este enorme bagaje, en el año 2022 decidí embarcarme en un nuevo proyecto y abrir un taller propio que se adaptase a mi estilo de trabajo y me proporcionase mejores herramientas para seguir creciendo personal y profesionalmente.

Mariano y Faustino Conde en el taller de la calle Gravina nº 7

Faustino y Mariano Conde trabajando

De izquierda a derecha: Yo, mi padre y mi hermana en el taller de la calle Arrieta nº 4

Mi perspectiva

Al nacer en una familia de guitarreros, desde pequeño he estado en contacto con el taller y la madera. Gracias al legado familiar y a mi padre, he tenido el gran privilegio de poder escuchar a algunos de los mejores guitarristas y sus críticas, necesidades y sugerencias, e incorporarlas a mi filosofía de trabajo. Mis raíces, el contacto con los guitarristas y mi propio interés por mejorar el instrumento, han hecho que desarrolle una metodología propia, siempre desde el respeto a los cánones de la escuela familiar y tomando como referente a los mejores guitarreros.

Para realizar una guitarra a mano con las mejores condiciones sonoras, selecciono maderas nobles y con un secado natural óptimo que tengo a mi disposición gracias al amplio stock que almacena mi padre. Mi taller está siempre acondicionado para que la temperatura y la humedad sean perfectas, tanto para el secado correcto de la cola, como para la preservación del instrumento durante y después de su construcción.

Todas las piezas y procesos son elaborados de manera meticulosa e individualizada, adaptándolos al sonido que necesito en cada caso. De esta forma, cada pieza es analizada exhaustivamente y calibrada según sus características físicas.

Busco un sonido sutil, balanceado, colorido, refinado, amplio y con volumen. Para mis guitarras clásicas, me esfuerzo en obtener un sonido redondo y aterciopelado, mientras que para mis guitarras flamencas el objetivo es un sonido percusivo y con rebote.

Otro aspecto que considero fundamental es la comodidad de la guitarra. Para lograr que esta sea la mayor posible, he desarrollado junto con mi padre un sistema de soleras y de tratamiento del diapasón que permite adaptar el instrumento a cualquier pulsación.

Además de la calidad sonora y la comodidad, cada detalle estético es profundamente meditado y tratado con mucha paciencia, para así crear instrumentos únicos y con una terminación excelente. El acabado de mis guitarras varía dependiendo de la preferencia del guitarrista, siendo posible barnizar las guitarras a gomalaca o con un nitro fino, permitiendo el pleno desarrollo acústico de la guitarra.

Para concluir, mi filosofía de construcción combina el tacto, los sentidos y la pasión, con una aproximación científica que no permite dejar nada al azar.